3 Abr 2006

La amenaza de un nuevo "Terminator"

Por Fabiola

El sueño de la ingeniería genética y de la industria alimentaria es producir semillas y plantas que puedan controlar las plagas de las que son víctimas, y diseñar organismos inteligentes que permitan su desarrollo de manera rápida, eficaz y al menor costo posible. Dentro de sus alcances, la tecnología terminator es una técnica que produce semillas de segunda generación que son estériles. Esto significa que los granjeros que siembran estas semillas tienen que comprar semillas nuevas cada temporada porque las anteriores no darán frutos. Esto ha traido una serie de consecuencias sociales y económicas que hoy en día, están en pleno debate. 

El caso ha atraído la atención de la comunidad internacional, sobre todo porque las semillas Terminator son un caso emblemático de avaricia corporativa, porque estas semillas estériles son claramente perjudiciales para los agricultores y para la seguridad de los alimentos. "Ni siquiera Monsanto (la multinacional agrícola que las pretendía comercializar) puede pretender que son buenas para nadie excepto para ellos mismos." (Hope Shand en The Guardian). Obviamente, estas semillas tienen una gran ventaja comercial para las empresas que las comercializan, pues mantienen la dependencia de los agricultores a sus semillas e insumos agrícolas no sólo a través de la venta, sino también a través de créditos de consumo y otras estrategias comerciales. El caso es particularmente grave en los países de Sud América y Asia, que concentra la mayor cantidad de pequeños agricultores que se verán perjudicados cada año al verse obligados a comprar las semillas que requieren para sus actividades. De este modo, el 31 de Marzo del 2006 en Curitiba, Brasil, los asistentes a la reunión del Convenio de Biodiversidad de la ONU resolvieron por unanimidad el mantener una moratoria general que prohibe la venta y sembrado de estas semillas. Pese a la insistencia de los representantes de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, que apoyaban la postura de varias industrias biotecnológicas de cambiar la moratoria por una evaluación caso-a-caso (en que se confirmara la seguridad y confiabilidad de estos cultivos); el movimiento de campesinos organizados por RAFI (Rural Advancement Foundation International) y otras organizaciones campesinas han logrado movilizar la consecución de la moratoria a la venta de terminator. Curiosamente, el hecho tuvo eco solamente en la prensa latinoaméricana y asiática. En defensa de las semillas Terminator, sus proponentes consideran que pueden ser usadas para controlar las cosechas genéticamente modificadas, de manera de evitar que se extiendan y crezcan en el medio natural. Sin embargo, las ONG's y los campesinos insisten en la posible contaminación que puedan sufrir las semillas normales al entrar en contacto con sembradíos o semillas terminator. Esto, sumado a las tremendas desventajas económicas que les reportaría abandonar una práctica milenaria (el intercambio de semillas entre campesinos) para comprar anualmente las semillas a las diferentes transnacionales agrícolas. Fuentes: Wikipedia, BanTerminator.org, The Guardian, Ecoportal, NewScientist. Fuente foto: BanTerminator.org.